Intentando salir de la pandemia
que nos tiene encerrados, primero por temor, después por prudencia y finalmente
por responsabilidad, desde hace ya un año y medio, el pasado fin de semana los
mayores de Moral tuvimos la oportunidad de participar en uno de los viajes
colectivos, de los que acostumbrábamos a disfrutar en tiempos pretéritos.
En esta ocasión fue hacia uno
de los lugares peninsulares, desconocido por muchos, que levantó, desde principios
a mediados del pasado siglo, infinidad de controversias de tipo social, pero
que en la actualidad se manifiesta como un importante destino turístico sobre
todo por su exuberante naturaleza medioambiental, LAS HURDES.
Comenzó nuestra visita en el pequeño
pueblecito de Casar de Palomero, donde pudimos visitar un antiguo molino
de olivas para la obtención del aceite, perfectamente restaurado y conservado, que
nos permitió conocer cómo se trabajaba hace años este producto del olivar en
dicha zona,
También pudimos admirar sus rincones
y disfrutar del folklor hurdano,
Desde allí, tras pasar por el
lugar de alojamiento en Vegas de Coria,
Visitamos el pequeño núcleo de
El Gasco,
Y llegamos, en un paseo de
media dificultad, hasta el Chorro de la Meancera,.
Asi lo vimos,
Y así nos gustaría haberlo
visto (deberemos volver en primavera)
Saliendo de Las Hurdes, recalamos
en Coria y posteriormente Plasencia, con infinidad de Historia en
dichas ciudades y multitud de monumentos que apreciar,
Un agradable viaje, en fin,
que esperamos sea el primero dentro de una nueva normalidad.